lunes, 20 de abril de 2009

Una carta perdida.

Mi recordado Cortros:

Mucho me ha costado el decidirme a escribir estas líneas, el temor quizás a comunicarte mis mas profundos temores, el perturbar la relativa y bien ganada tranquilidad de tu no muerte. Pero, los hechos me obligan, el peso de las evidencias que me han llevado a tan perturbadoras conclusiones.
Hemos cometido un error mi amigo, el peor de todos…
Hemos olvidado.
Hemos subestimado.
Y quizás pronto deberemos pagar el precio de nuestra arrogancia.

En estos tiempos de fortalecida oscuridad, los portentos que nos señalan el fin se multiplican mas allá de nuestros peores temores. Muchos ven a la Gehena a nuestras puertas y dudo que se equivoquen.
El fin se acerca.

Sin embargo mis investigaciones me han llevado a la certeza de que lo peor se acerca desde todos los frentes, algunos de ello insospechados para muchos.
Y es que hemos olvidado nuestra mas profunda naturaleza mas lejos de nuestras mas viejas tradiciones, hemos escondido nuestros miedos mas dañinos.
Lo hemos olvidado a él.
Los nuestros se preparan, conspiran, se alían o traicionan, se niegan o se entregan, todo ante nuestra pesadilla, ante el despertar de aquellos, la gehena, el despertar de Caín.
Sin embargo, ¿Tanto debemos temer su castigo?, ¿O no es mas que una representación de lo que realmente tememos, de algo peor?.
Hemos recordado a Caín el vampiro. Pero, hemos olvidado a Caín el hombre. Nos hemos olvidado de lo que fue y de lo que fuimos.
Hemos olvidado que también somos criaturas de él, de Dios.
Hemos olvidado el orden de las cosas, el equilibrio, escudándonos en nuestra creencia de ser el depredador.
Somos los demonios del hombre. Pero, nosotros también tenemos nuestros demonios…
Y no son los antiguos.
Ni el resto…
Si, el resto.
El resto de los parásitos.
Es verdad mi amigo, yo mismo los he visto.
He visto a los lobos correr por las llanuras acercándose a nuestros principados.
He visto a las hadas surgir desde sus mundos de sueños.
He visto a los magos doblar la realidad de la que nos creemos los amos.
He visto a los espíritus acechar los reinos de los vivos… y los no muertos.
He visto a los demonios luchar contra los ángeles.

Pero, he visto algo mas. Algo que todos ellos y nosotros hemos querido ignorar.
He visto a la presa volverse cazador.
Y he recordado.
He recordado quienes son el pueblo de Dios, quienes son sus hijos, hechos a su imagen y semejanza.
He visto el rostro de Dios…
Aparecer en los ojos del ganado.

He descubierto donde ha estado dormido todos estos milenios…
Y veo como está despertando.
En los ojos de los hombres.

La Inquisición se alza de nuevo como la espada de Damocles sobre nuestros cuellos, bajo el mando de la “dama de Hierro” su gran inquisidora Ingrid Bauer, se fortalece, crece, se contamina de nuestras mismas costumbres para alcanzarnos.
Y peor…
Entre sus devotos y el resto del rebaño, he visto surgir los vengadores, los torturados, mortales que se alzan contra nosotros, movidos por fuerzas mas allá de nuestra comprensión. Y he escuchado su nombre… los “exaltados”.

Pero eso no es todo.

He visto a los inmortales desviar sus ojos, tan antiguos como los nuestros, de unos a otros y fijarlos en nosotros.
He visto a los Lupinos unirse bajo la luz de Gaea, preparándose para asestar el golpe.
He visto a los magos practicar sus hechizos y maquinas al llamado de la magia blanca.
A las hadas listas a proteger los sueños.
Y he visto unirse a todos bajo la guía y el amparo de sus verdaderos señores.
Los “nuevos”.
Los hijos de Dios.
La humanidad.

La Gehena no será una guerra entre vástagos…
Será la gran batalla entre la luz y la oscuridad…
Y nosotros estamos del sombrío lado de los que siempre han perdido.

Recuerda que Caín será el primero de nosotros…
Pero, solo es el nieto de Dios.
El hijo de los hombres.

Ten cuidado mi amigo, ellos ya sospechan de mi existencia, ya no podré aliarme con ellos y no puedo enfrentarles, sus capacidades son superiores a cualquier cosa que hayamos visto en los demás y sus poderes superan ya a varios de aquellos mas cercanos a Caín.

Muchos han caído ya bajo su furia, algunos mucho mas viejos y poderosos que yo.

Corre la voz buen hermano, que otros sepan que la venganza del rebaño a comenzado a barrer con su justicia las tierras del sur. Y pronto se regará por el mundo.



¡Cuidado amigo, cuidado con los Jinetes del Apocalipsis, no son demonios… son hombres!…

Sammy.


Carta encontrada en el refugio de un antiguo nosferatu desaparecido en Praga, en marzo del 2000.

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